El fin de semana pasado con la cosa de felicitarnos las navidades, intercambiarnos regalos, ponernos al día, tomarnos unas pintas y dormir muy mal pero en muy buena compañía en una de las literas más incómodas que he tenido la desgracia de conocer, me reunía allí con mi amigo Adolfo. Decir que le echo de menos desde que me mudé sería poco decir y que es una de mis personas favoritas del mundo también se queda corto, sobre todo después de haber hecho realidad uno de mis sueños: que alguien me regalara una batamanta.
Lo pasamos genial, comimos como si no hubiera un mañana, nos reímos a carcajadas de un montón de bobadas que probablemente no eran tan graciosas en realidad y nos dió un poquito el sol, cosa que nos hacía falta a los dos, porque por el norte está nevando y aquí en el sur estamos en mitad de unas inundaciones tales, que creo que el gobierno está barajando la idea de prohibir a la gente bajita que salga a calle sin manguitos.
Resumiendo: un fin de semana para recordar y sobre todo para repetir. Ojalá que la próxima nos podamos juntar los 4 fantásticos y sobre todo espero que nos den una cama doble... Yo me dejo poner la pierna encima o lo que haga falta, pero
Me despido ya: Gracias Adolfo por ser una de esas personas "guapas reversibles" como decía Mafalda, es decir, guapo por dentro y por fuera; y gracias Dublín por estar tan a mano y tratarnos siempre tan estupendamente bien.
Os dejo con unas fotitos:
Y para que veais la diferencia, así esta el centro de Cork ahora mismo:


