Barna Woods |
No estoy segura de creer en la felicidad, pero si creo que al final de un camino algo accidentado he encontrado la paz. Sé que no es un estado permanente y que este estar flotando en gelatina sin grandes penas ni grandes alegrías se parece demasiado a estarse gestando como para no acabar en otra cosa (ya estoy grandecita para que me den a luz, pero quién sabe, igual esto no es ni tranquilidad ni gelatina, si no literalmente líquido amniótico).
Útimamente qué me pongo por las mañanas me preocupa muy poco. Vivo en el mitad de la nada y camino campo a través hasta mi oficina cada día. Llueve mucho, siempre es de noche, e ir al centro es tiene más de circense que de ocio así que lo reservo para cuando la imperiosa necesidad me obliga a ello.
La verdad es que si algún día dentro de muchos años se fueran a publicar mis memorias, este periodo podría perfectamente omitirse: trabajo, voy de vacaciones, veo pelis, voy a La Marina a ver los barcos, a veces bebo y al día siguiente tengo resaca... Un coñazo de primera categoría, pero creo que me gusta así.
No puedo prometer que vaya a publicar mucho, porque... Francamente, no sabría que contar, pero quería que supiérais que la vida me trata con gentileza.
Ahora que, por fín después de 4 meses, me han instalado internet en la casa nueva intentaré pasarme por vuestros respectivos rinconcitos a ver qué se ha estado cociendo.
Besitos negros,