Me gustaría confesaros algo. A veces es complicado encontrar el punto medio de las cosas personales que uno dice por aquí. Siempre pienso que esto no es una bitácora y que a nadie le interesa mi vida, que para eso ya está el facebook, pero lo cierto es que soy una persona extrovertida (por extrovertida quiero decir que muchas veces no tengo filtros, lo suelto todo según me viene a la cabeza, con las ventajas y los inconvenientes de ser como un niño de 6 años en un mundo de adultos) y en el fondo soy incapaz de pasar por estas páginas sin dejar algo de mí.
Uno de los motivos por los que decidí arrastrar a Víctor a empezar juntos este blog, fue por hacer algo más juntos, no vivimos todo lo cerca que sería de desear y nuestros horarios laborales parecen hechos a posta para que no nos veamos ni queriendo. Así que decimos crear este lugar común, aunque fuera virtual, para encontrarnos, vernos, leernos, y construir otro plural con que apoyar la creencia popular de que estamos hecho de la misma materia cósmica.
Otro motivo: veinticuatro kilos menos. Cuando llevas mucho tiempo atrapado en una talla 46-48 y no eres feliz con ello (ojo, que hay gente que con esas tallas luce estupenda y está feliz, y a mí me dan muchísima envidia sana) poder entrar en una tienda y saber que cualquier prenda que escojas, te quedará bien o mal, pero te va a caber, eso, te cambia la vida. Y más en una sociedad en la que la ropa para tallas un poco más grandes es inexistente o en fea de cojones. Todo mi armario se fue a una ONG, porque piensas que vas a poder conservar algunas cosas, pero al final, parecía que nadaba dentro de mi ropa y tuve que deshacerme de todo, aunque por contra, mis tías me dieron un montón de cosas de cuando ellas eran más jóvenes, incluso de cuando yo era adolescente, cosas que habían guardado en sus desvanes... Así que además de una orgía de compras, he vivido un emocionante safari vintage abriendo cajas polvorientas y recuperando vaqueros de cuando iba al instituto de los que ya ni me acordaba (ese uno de los motivos de porque de repente tengo tanta ropa "sin estrenar"). Lo cierto es que vivo con miedo de volver a engordar, y que no me quepa nada de lo que tengo ahora mismo, sé que alguien con tendencia a coger peso es como un ex-alcohólico, que puede hacer una vida normal pero con cierto control. Control... la misma palabra me da escalofríos, la verdad es que estarse pesando a diario es un coñazo, pero supongo que con el tiempo comer ordenadamente se convertirá en una rutina y no soñaré que nado en flanes de huevo y cosas así. (No paro de soñar con comida, y las dos comidas que puedo hacer libres a la semana son para mí el colmo de la felicidad, en fin, espero que esto también se me vaya pasando con el tiempo).
Quiero hacer una ultima confesión... Me encanta comprar online cosas de China. ¿Por qué? No sólo porque sea barato, que normalmente lo es, ni porque encuentres cosas que son algo más originales o inusuales aquí, si no porque como las cosas tardan tanto en llegar por correo, la mayor parte de las veces se me olvida que había pedido algo y cuando llega es como un regalo sorpresa. Sin ir más lejos, he recibido hace un par de días unas gafas de sol y una pulsera, que creo que había pedido a principios de verano, y me han hecho el doble de ilusión teniendo en cuenta que mantengo mi apuesta con mi chico de que voy a estar 3 meses sin comprar nada. Dejo unas fotos de los "regalitos".
Un beso enorme, y gracias por leernos, Madrid se hace un poco menos inabarcable cuando parece que hay alguien al otro lado :)
pulsera de dios-sabe-qué material, que probablemente me pondrá la muñeca azúl, por suerte llega el invierno y podré ponérmela por encima del jersey. |
Ahora que se llevan tanto los complementos de pelo, estoy por sacar a Siesta por ahí como si fuera un bolso, la pobre es tan buena que creo que no se notaría casi que es un gato de verdad :) |